Mujeres de Malvinas: relato en primera persona a 40 años de la guerra

¿Qué participación tuvieron en el conflicto bélico, qué rol ocupaban, por qué fueron invisibilizadas? La historia de la enfermera Ana María Mendoza.

A 40 años de la Guerra de Malvinas se llevó a cabo en el Instituto de Capacitación Política (ICP) la charla “Mujeres de Malvinas”,  con la participación de Ana María Mendoza, enfermera en la guerra, y la socióloga Julieta Terminiello, integrante del CECIM La Plata e hija del ex combatiente Fernando Terminiello. La propuesta tuvo como objetivo repensar la cuestión Malvinas desde la perspectiva de género, con una mirada sobre el presente y el futuro en la lucha por la soberanía.

Malvinas en primera persona

Después de casi cuatro décadas de silencio, Ana María Mendoza pudo comenzar a poner en palabras su experiencia como enfermera asistiendo a los soldados argentinos heridos en el campo de batalla.

Ana María nació en la provincia de Tucumán. Tras la pérdida de sus padres llegó a Puerto Belgrano siguiendo a su hermano mayor, que era Oficial de Marina. En aquel entonces, pudo acceder a una beca de estudio y se formó en la profesión de enfermería. Se recibió en 1981 y tuvo su primera guardia el 1 de enero de 1982, meses antes del inicio del conflicto bélico.

“Nunca me imaginé lo que me iba a tocar vivir. Y quiero ser honesta, porque yo pasé 35 años sin hablar de Malvinas. Hace 5 años, sentí la obligación moral de homenajear a mis compañeros del Hospital Naval y toqué ese tema. El día de hoy es la tercera vez que yo hablo de Malvinas”, expresó con emoción.

Le tocó asistir a los soldados de Malvinas desde el hospital de Punta Alta. Atendía chicos de 18 años que llegaban con heridas de todo tipo y gravedad. “Fue una experiencia muy fuerte. Ahí viví las cosas que no voy a olvidar jamás en mi vida. Ahí conocí al quemado de fuego y al quemado por frío. Ahí lloré con ellos”, cuenta.

Durante su relato, se refirió a los ex combatientes y recalcó la importancia de este tipo de encuentros: “el que elige ser militar, elige ser militar. Pero a esos chicos de 18, 19 o 20 años no los dejaron elegir, los llevaron. Y qué difícil es ponernos de acuerdo con esa mirada. Y a 40 años, cuando decimos memoria activa, sostenemos que esa memoria debe perdurar en todos lados, todos los días y no sólo en fechas especiales”.

Con respecto a las mujeres que estuvieron en la guerra desde diferentes roles y funciones,  sostiene: “Nunca fuimos reconocidas por el estado nacional, nunca pasamos por un estudio psicológico, nunca nos preguntaron qué sentíamos”.

Poco se sabe de las mujeres de Malvinas. Rescatar su testimonio permite construir un proceso de memoria colectiva que las incluya y reconozca.

Una mirada compleja con perspectiva de género

Por su parte, Julieta Terminiello abordó distintos ejes para complejizar la reflexión sobre Malvinas trascendiendo la efeméride. En ese sentido, señaló que es importante “pensar que existe un pasado previo de 181 años de usurpación y más de 200 años de historia de Malvinas. Nuestro reclamo por las islas nace con el propio país, en el siglo XIX, por lo que hay una memoria más larga que recuperar”.

Para la socióloga, pensar Malvinas sin problematizar el hecho histórico desde una mirada compleja deviene en la cristalización de discursos que buscan escindir el conflicto bélico de su propio contexto: la dictadura cívico militar. “En las islas ocurrieron las mismas torturas que en el continente. Las palabras no son ingenuas y los discursos que hablan de gesta, de recuperación o utilizan palabras vinculadas a lo militar no buscan otra cosa que la impunidad, limpiando el proceso de las responsabilidades que existieron”, destacó.

En relación a las mujeres de Malvinas, Terminiello señaló que son “una muestra más de la invisibilización histórica de la mujer, de cómo su rol activo en los procesos y hechos históricos es omitido, como si no hubiese mujeres sujetas políticas que deciden, actúan y protagonizan la historia”.  Destacó, además, que las lecturas patriarcales sobre el conflicto bélico afectan también a los hombres, recuperando la figura del héroe.

“El héroe de Malvinas se construyó como intocable, como una figura que no tiene nada que ser reprochado, y eso lleva no sólo a dejar de lado a las mujeres, sino que también fuerza a los varones a cumplir determinados mandatos de masculinidad. Esa lectura sobre cómo deben ser los varones no permite, por ejemplo, nombrarlos como víctimas”, define.

Malvinas y los desafíos del presente

En su exposición, Terminiello brindó una mirada analítica sobre la cuestión Malvinas en la actualidad, definiendo que el conflicto no se agota en 1982 y los reclamos de justicia y reparación hacia las víctimas. “Hoy en Malvinas está el imperio Británico con la base militar más grande de Latinoamérica”, y advirtió que “esa base, con todo el armamento y tecnología que posee permitiría que en dos horas puedan estar en cualquier punto de América Latina. En las islas hay más militares que habitantes. Eso nos tiene que llamar la atención y recordarnos que hay algo en riesgo sobre lo que tenemos que hablar”.

Otra problemática a la que apuntó la socióloga, es la del saqueo constante de los bienes y recursos naturales, especialmente la pesca. En ese marco, concluyó: “Malvinas es una metáfora de la soberanía. Hablar de Malvinas implica hablar de otras cosas que tienen que ver con la soberanía que nos falta, que no podemos ejercer, que nos roban, que nos limitan. Malvinas nos dispara a pensar cuál es nuestro verdadero ejercicio de soberanía”.